Descripción de la espera eterna

11:37:00 / Y no por ser de nadie, es de Chico apocopado /


De la oscuridad surgió un pequeño rayo de luz proveniente de la lejanía que se iba acercando cada vez más. Poco a poco, devoraba más oscuridad. Cada segundo que pasaba iba agrandándose hasta explotar y convertirse en una nube translúcida que recorría todo el camino, de arriba a abajo. Dos pequeños seres amorfos iban culebreando sin rumbo fijo para encontrar a su semejante. Con un poco de timidez, se tocaban. Al principio, con miedo, pero, por un efecto mágico, se unían los dos hasta convertirse en un ente único e inquieto. Tras un instante así, se separaban de golpe y, cada uno por su cuenta, tanteaba las rocas del camino por el que el otro había venido hasta envadurnarlas de una sustancia reluciente como el diamante. Al finalizar esto, se iniciaba otra vez el mismo ritual, como si fuera una danza invocadora de algo. Pero, de pronto, una oscuridad lejana llega rauda para separar a las dos moles y ennegrecer todo de nuevo. La magia ya ha pasado.
¡Un momento!, ¡vuelve la luz!