Monoteneidad...

13:11:00 / Y no por ser de nadie, es de Chico apocopado /


En una noche oscura, caminaba yo junto a mi inseparable caniche, el cual parecía un cruce entre pez y perro, ya que, como uno carece de experiencia, le corté el pelo de tal manera que parecía que tenía escamas. La verdad es que estaba original, porque el color de su cabello era de un naranja casi butano, semejante al de los clásicos peces que venden en los mercadillos de pueblo. El pobre había gritado mucho, pero no vayáis a pensar que fue por el corte, sino por una hambrienta sanguijuela que le tuve que arrancar del muslo derecho. ¡Qué asco! Al quitarla salió una especie de tubo largo y asqueroso del que emanaba un hilillo de sangre. ¡No sé quién lo pasó peor!, si el animalico o yo.
En fin, que como todas las noches, lo saqué a dar su vuelta para poder desahogarse un poco. Siempre era el mismo trayecto. En cuanto cerrábamos la puerta del piso, iniciaba su andanza con la pata izquierda. Al salir al exterior, iniciábamos nuestra 'aventura' dando primero dos vueltas a la manzana y emprendiéndonos al bulevar de las afueras. Una vez allí, descargaba su producto interior bruto y realizábamos el mismo sendero de vuelta.
Bien, pues aquél día no fue menos e hizo lo mismo.