Ciudadano BAJO cero

20:28:00 / Y no por ser de nadie, es de Chico apocopado /


Quizá María me espera al otro lado de la puerta. Yo lo dudo bastante. Aquí, sentado en el sillón, ¿cómo saberlo? Tanto comfort agolpado en mis nalgas..., ¿es necesario desatascarlo? Incluso las pelusas, desde el otro lado de lo onírico, me gritan y ponen objeciones a que me levante.

De seguro que acaba de venir. Algo sombreado parecido a sus pies asoma amilanado por el filo inferior de la puerta, ¿será ella?, ¿por qué no llama? "Cariño, hay confianza", dice siempre. Las bastardas palabras se vuelven en mi contra, para variar. Odio el cariño.

Aunque a lo mejor no es ella, ya hubiera entrado. ¿El muchacho que lee el contador? Posiblemente.Suele venir con la luna. La noche confunde, debe ser que trabaja así. Me cae bien, recuerda a los pequeños y menuditos abuelos que añoran su infancia.

O madre Eloísa. Sus charlas... Longanizas que cuelgan de los cuellos caninos, así las calificaría yo. ¡Qué grandiosidad la de sus andares! La gallardía con que levanta el talón y lo asienta sobre la superficie le hace botar, levemente, una imagen de Cristo crucificado sobre sus pechos, dándome a entender, cuando la veo, que la gracia del Mesías no se encuentra ayudando a los pobres, se haya en los suaves canalillos de las monjas. Esa es la esencia, en verdad, de la fe.

¿Y el Espíritu de las Navidades Pasadas? Querría un chocolate. Estamos a las puertas del verano, aunque abandoné el arbolito ahí, en la esquina, y está intentando ser conquistado por multitud de arañas, moscas y legiones de polvo. Me castiga con la visión del futuro como lo vea, seguro, y no me apetece, aquí y ahora, esforzarme y estremecerme en este mi sillón aterciopelado, ¡con la grima que da el terciopelo al moverlo!

¡Vaya, un sobre! Quien fuera decidió comunicarse por escrito. Un pelo se le ha adherido a la solapa, por lo que puedo apreciar desde mi sitio. Ya me levantaré mañana.