In crescendo nocturno

18:35:00 / Y no por ser de nadie, es de Chico apocopado /


Agarróla como pudo para amordazar su insaciable cuello. Dos lágrimas viscosas recorrían el pequeño tramo hasta su boca para enjugar el árido paladar, sembrado de ariscas grutas voluptuosas que dejaban sin sentido a cualquier guitarrista de jazz marchoso. Dos inmaculados bultos asentían todo el rato como si de una droga dependieran para disfrutar del cálido rocío níveo que inundaba todo su ser y configuraba su rostro para asemejarse a "El Grito" de Munch.
Dos velas se apagaban poco a poco hasta quedar nada más que un par de humeantes serpientes onduladas...